10 Estrategias Para Evangelizar De Forma Efectiva.

Evangelizar o Evangelización es básicamente predicar o dar a conocer la doctrina de Jesucristo. Con nuestro bautismo, los cristianos católicos hemos sido llamados a participar de esta gran tarea de la Iglesia de llevar el mensaje de Cristo a todas las naciones, lo que hoy se llama La Nueva Evangelización. “¡Ay de mí si no predico el Evangelio!” (1 Corintios 9.16).

Pero para evangelizar el primer paso es convertirnos primero en testigos (no Testigos de Jehová). Testigos son las personas que después de haber observado algo, o haberse enterado de algo, son capaces de dar cuenta exacta de lo sucedido.

“El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio”. 1 Pablo VI, Discurso a los miembros del Consilium de Laicis (2 de octubre 1974): AAS 66 (1974), p. 568. http://www.vatican.va/content/paul-vi/es/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19751208_evangelii-nuntiandi.html#_ftn67

Los diez mandamientos de la evangelización.

  1. Crecerás en virtud y en santidad.
  2. Estarás preparado.
  3. Rezarás siempre.
  4. No tendrás miedo.
  5. Hablarás con sencillez y claridad
  6. Compartirás tu testimonio.
  7. Serás alegre y amable.
  8. Regarás lo sembrado.
  9. Invitarás a las personas.
  10. No darás tus perlas a los cerdos.

1. Crecerás en virtud y en santidad.

Una frase que me impactó de un libro que leí recientemente decía: “Uno no puede llevar a otros a donde uno no ha ido primero”. Sería incoherente de mi parte hablar sobre Jesús y llevar una vida contraria al Evangelio de Jesús. Por tanto, no habrá Nueva Evangelización mientras no haya primero evangelizadores nuevos. Del mismo modo no habrá humanidad nueva si no hay en primero hombres nuevos.

De ahí la importancia de hacer seguido un auto-examen, para identificar aquellos obstáculos que podrían influir para que las personas no puedan ver en ti y en tus actos el reflejo de Cristo. Identificar ciertos ciertos hábitos negativos para luego corregirlos. ¿Dices malas palabras? ¿No eres capaz de dominar tu mal genio? ¿Eres arrogante y siempre quiero tener la razón?

Por tanto, crecer en santidad y en virtud implica alcanzar el dominio propio con nuestro esfuerzo y con la ayuda de la gracia de Dios, para suprimir los vicios y las tendencias en nuestra naturaleza caída, para poder vivir en la presencia de Dios (Romanos 14.7–8). Esto es lo que Papa Pablo VI llamaba “la evangelización silenciosa”. Crecer en santidad también implica frecuentar seguido los sacramentos, particularmente la Confesión y la Eucaristía.

“Puesto que el Espíritu Santo es la Unción de Cristo, es Cristo, Cabeza del Cuerpo, quien lo distribuye entre sus miembros para alimentarlos, sanarlos, organizarlos en sus funciones mutuas, vivificarlos, enviarlos a dar testimonio”. (Catecismo de la Iglesia Católica n. 739†).

Sin embargo, no basta con el testimonio personal para evangelizar y de esto trata el siguiente punto o mandamiento. “La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida deberá ser, pues, tarde o temprano, proclamada por la palabra de vida. No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios.” (Ibídem)

2. Estarás preparado.

Hay que estar preparado no solo emocional y espiritualmente, sino intelectualmente. Es necesario conocer por lo menos los básicos de nuestra fe. Pero no hace falta esperar a ser un teólogo en materia de religión, basta para empezar con lo que ya sabes.

Y si alguien te pregunta algo que de momento no sepas la respuesta, recuerda que es valido decir “no lo se”. Puedes decir: “De momento no se la respuesta” pero tan pronto me informe volvere con la respuesta”. Esto requiere humildad, pero es mejor que dar una mala respuesta o decir una verdad a medias.

3. Rezarás siempre.

Cuando Jesus se proponía realizar un hecho muy importante de evangelización, se retiraba a los lugares solitarios para encontrarse con su Padre en oración. Así lo vemos por ejemplo en (Mar 1.35–39) donde se levanta muy temprano para hacer oración, luego vuelve con sus discipulos y los invita a ir los pueblos a predicar la buena noticia.

“La oración debe acompañar el camino de los misioneros, para que el anuncio de la Palabra resulte eficaz por medio de la gracia divina.” Juan Pablo II. (1990). Redemptoris Missio, 78

Por eso, siempre debes comenzar tus tareas evangelisticas con la oración y terminar cada encuentro con la oración. Pide a Dios sabiduría para hacer mejor uso de tus dones, talentos y tu tiempo . “Si alguno de ustedes carece de sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos generosamente y sin echarlo en cara” (Santiago 1.5).

Recuerda el ejemplo de Santa Mónica, la madre de San Agustín. En cierta ocación se quejó ante el obispo de Tagaste porque San Agustín no escuchaba sus advertencias de hacerse católico, el obispo respondio “Hable menos a Agustín sobre Dios y más a Dios sobre Agustín, es imposible que se pierda un hijo de tantas lágrimas”. Santa Mónica jamás dejó de orar por él y por su conversión, y despues de varios años tuvo el consuelo de verle regresar a la fe y recibir el bautismo. Cuando veas que alguien ha abandonado haz lo mismo. ¡Funciona!

Asegúrate también de rezar a tu ángel de la guarda para que te ayude a preparar el escenario para tu evangelización. Siempre que sea posible, también ora con la persona o con quienes comparte la fe. Muchas veces es todo lo que se necesita para acercar una persona a Dios. Puedes decir: “Me dejas orar por ti” o puedes preguntar: “¿Tienes algún problema que te gustaría que haga oración en este momento?

“Existe una correlación entre oración y diálogo. Una oración más profunda y consciente hace el diálogo más rico en frutos. Si por una parte la oración es la condición para el diálogo, por otra llega a ser, de forma cada vez más madura, su fruto.” Juan Pablo II. Ut Unum Sint (Español). Vatican City: Librería Editrice Vaticana, 1995. Print.

4. No tengas miedo.

Muchas veces nos paraliza la idea de que la gente nos critique o se burle de nosotros tal vez porque no nos sentimos lo suficientemente cualificados ni tenemos mucho conocimiento en materia de Religión. Quizas por eso hemos dejado pasar muchas oportunidades para hablar a las personas de Cristo. La Madre Teresa de Calcuta dijo una vez: “Dios no requiere que tengas éxito; Solo requiere que lo intentes”.

Muchos hermanos creen que no tienen algún don especial para comunicar la fe. Creen que solo los sacerdotes o los predicadores tienen este don. Pero esto no es así, todos nosotros tenemos dones, y fuimos llamados para encender el amor de Dios en los corazones. De hecho, en la historia de la salvación, Dios se ha valido de la gente más inexperta, de campesinos y pescadores. Por eso Jesús no buscó a los maestros de la Ley para llevar su mensaje, sino a simples pescadores.

Moisés se sentía indigno y poco cualificado para la misión que Dios el encomendaba de guiar a su pueblo a la tierra prometida. Le dijo a Dios que mandara a otro porque era corto de palabra (Éxodo 4.10). Pero Dios respondio: «¿Quién ha dado la boca al hombre? ¿No soy yo, Yahvé? Así pues, vete, que yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que debes decir.»” (Éxodo 4.11–12)

Juan Diego también le dijo a la Virgen que mandara a otro porque no se consideraba digno: “Señora y Niña mía, que a alguno de los principales, conocido, respetado y estimado, le encargues que lleve tu mensaje, para que le crean; porque yo soy un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda”.

Se nos olvida que no estamos solos, y que Dios Espíritu Santo viene en nuestra ayuda.“Y cuando les lleven para entregarles, no se preocupen de qué van a hablar; sino hablen lo que se les comunique en aquel momento. Porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo” (Marcos 13.11). Se nos olvida que la fuerza de Dios se manifiesta en la debilidad (2 Corintios 12.9). Como dijo el obispo Sheen: “Dios a menudo elige instrumentos débiles para que su poder se manifieste.

“Recuerda que el mensajero está subordinado al mensaje: esto te ayudará a mantenerte humilde. La tarea y el éxito si los hay nunca serán solo tuyos. Por el contrario, Dios simplemente te está utilizando como su instrumento para hacer su voluntad en el mundo.” 2Madrid, Patrick. Search and Rescue: Manchester, New Hampshire, Sophia Institute Press, 2012.

5. Hablarás con sencillez y claridad

No compliques el mensaje hablando de cosas muy profundas y elevadas, trata de que tu mensaje sea claro y sencillo. “Así también ustedes: si al hablar no pronuncian palabras inteligibles, ¿cómo se entenderá lo que dicen? Es como si hablaran al viento.” (1 Corintios 14.9, BJL)

Además, debes observar la velocidad correcta al hablar. Trata de hablar un poco más lento que la forma habitual es una buena manera de mejorar la claridad de tu discurso.

  • Usa frases sencillas.
  • Habla un poco más despacio.
  • Explica las palabras poco conocidas.
  • No quieras parecer un experto (sermonear).

6. Comparte tu testimonio personal.

Recuerda que para muchas personas tu testimonio de vida será quizás la única Biblia abierta a la que tengan acceso en esta vida. Puedes compartir por ejemplo tu testimonio de como Cristo ha cambiado tu vida. Que fue lo que te motivó a cambiar de rumbo. Comparte con los demás como en los momentos difíciles de tu vida, has sentido la mano de Dios sosteniéndote o guiándote en tus dificultades.

Tu testimonio podría comenzar con un poco de historia personal: tus antecedentes familiares y educación, tus intereses, etc. Luego, compartirá más específicamente sobre tu “vida pasada”, es decir, cómo eran las cosas antes de comprometerte con Jesucristo.

Cuando hayas identificado el modelo que mejor se adapte a tu historia personal, es hora de organizar tu testimonio en tres partes:

  1. Antes de comprometer tu vida al Señor.
  2. El proceso de conversión.
  3. Tu nueva vida en Jesucristo.

Organizar tu discurso de esta manera, le da a tu testimonio la estructura más importante de una comunicación efectiva: un principio, un medio y un final. Otras cosas que no hay que olvidar:

  • Mantén tu testimonio breve. No prolongues tu testimonio con detalles innecesarios.
  • Se original. Usa tus propios pensamientos y palabras.
  • No revele el punto culminante de su testimonio al principio. Presenta tu testimonio lentamente hasta el punto culminante en el que tus oyentes sepan que Jesús cambió tu vida.

7. Serás alegre y amable.

Cuando alguien habla apasionadamente sobre algo y con alegría, es fácil notarlo. San Pablo nos dice: “Estén siempre alegres y oren sin cesar”. (1 Tesalonicenses 5:16-18). Por eso siempre debemos comunicar el mensaje de Cristo con una sonrisa en el rostro y no con cara de funeral como dice el Papa Francisco. 3http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html#_ftnref4

La mayoría de nosotros respondemos positivamente a un rostros alege a una sonrisa, a la gente amable que nos pregunta ¿como has estado? Felicitar a los demás o incentivar las cosas positivas van de la mano con ser una personas optimista, ademas a la gente le gusta la atención. “A la gente no le importa cuánto sabes hasta que sepan cuánto te importa”.

Si deseamos ayudar a las personas a descubrir la verdad Cristo y su Iglesia, debemos hacer todos los esfuerzos posibles para ser personas mas amables y amigables. “La fuerza con que la verdad se impone tiene que ser la alegría, que es su expresión más clara. Por ella deberían apostar los cristianos y en ella deberían darse a conocer al mundo.” 4Joseph RATZINGER, La fiesta de la fe, Desclée de Brouwer, 1999, p. 176.

8. Regaras lo sembrado.

La mayoría de las oportunidades para la evangelización son una cuestión de “plantar semillas” con amor y regarlas con cuidado y perseverancia hasta que de fruto. “Yo planté, Apolo regó; mas fue Dios quien hizo crecer.” (1 Corintios 3.6).

La luz del sol es necesaria para la supervivencia de una planta, igual que el agua y la buena tierra. Como evangelizadores hay que regar la planta, remover la tierra y quitar la yerba mala. Con atención y cuidado la planta florecerá y dará fruto.

Por tanto, establece un tiempo de seguimiento para reunirte con aquellos a quienes les has hablado de Cristo; ayudarlos a dar sus primeros pasos en su nueva relación con Jesús. Comparte con ellos algún folleto, algo que les motive a seguir adentrándose en la fe. Puedes regalar una medalla, un rosario, un buen libro católico, alguna película, panfletos, dirigir su atención a sitios web y radio católica, pero no hay sustituto para el contacto personal.

9. Invita a las personas.

Muchos se han convertido a la fe porque alguien las invitó a algún evento o después de haber asistido a una Misa. ¿Hay algún retiro espiritual en tu parroquia? Invita a tus vecinos, a tus primos y amigos. Por ejemplo, yo estoy en este ministerio gracias a que asistí a un taller de defensa de la fe católica.

Puedes decir algo como: “Este sábado vamos a tener un evento en la parroquia, ¿porque no nos acompañas?” “Mañana va a venir el predicador ‘fulano de tal’ ¿no te gustaría asistir?”

10. No des tus perlas a los cerdos.

Hay personas que de momento no están listas para recibir el mensaje de Cristo, personas que no valoran las cosas de Dios. Por eso no debemos esforzarnos demasiado en tratar de convencer a estas personas, ofreciéndoles las joyas del cristianismo y las perlas e nuestra fe.

Lo que podemos hacer es orar por ellos, pidiendo a Dios que les ablande el corazón. “Tú, en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio.” (2 Tim 4.5).

conclusión.

La evangelización uno a uno es muy poderosa. El Señor te dará oportunidades para evangelizar según tu estado en la vida. Por eso siempre confia en Dios. Muchos de nosotros quisiéramos ver regresar a nuestros seres queridos que han abandonado la fe, o han adoptado una actitud adversa a la fe. Pero con la ayuda de Dios, siendo constantes en la oración, quizás algún día los veamos regresar, como lo hiciera San Agustín.

“En todos tus negocios has de estribar principalmente sobre la providencia de Dios, y por ella sola todos tus designios se deben efectuar: tú entre tanto trabaja suavemente por cooperar con ella; y después cree que si estás bien confiada en Dios, el suceso que te viniere será siempre el mas provechoso para ti, aunque según tu juicio particular te parezca malo o bueno”. 5 S. Francisco de Sales. Introduccion á la vida devota. Trad. D. Francisco de Cubillas Donyagüe. Nueva edicion. Madrid: D. Julian Viana Razola, 1843. Print.

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