Como Rezar El Rosario Católico En 20 Pasos.

Como rezar el rosario catolico

No todos rezamos el rosario de forma correcta, por eso si quieres saber cómo rezar el Rosario catolico has llegado al lugar correcto.

Temas relacionados.

Toma el Rosario por la Cruz.

  1. Para aprender cómo rezar el rosario Católico, primero tomamos la cruz del Rosario la besamos, y nos persignamos con ella.
  1. Nos signamos luego los labios con una cruz, con la Cruz del Rosario mientras decimos. “Abre Señor mis labios, para alabar tu nombre y el de Tu Santa Madre.”
  1. Sosteniendo el Rosario por la cruz, la miramos con amor mientras rezamos el acto de contrición.
  1. Recitamos el Credo de los Apóstoles.

Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

  1. Posteriormente hacemos un breve silencio pidiéndole luz al Espíritu Santo, y para pedirle a la Virgen María interceda por nosotros para rezar el Rosario de forma digna y devota.

Peticiones del Rosario.

  1. En seguida se puede ofrecer el Rosario por alguna intención partícula. “Ofrecemos este Rosario por…
  1. Toma enseguida la primera cuenta grande del Rosario, aquí rezamos un Padrenuestro.
  1. En las siguientes tres cuentas, rezaremos tres Avemaría pidiendo a Dios un aumento en las tres virtudes teologales Fe, Esperanza, y Caridad.

Tomando cada una de las bolitas del Ave María decimos:

“Por un aumento en la fe” luego rezamos el Ave María.
“Por un aumento en la Esperanza” luego rezamos el Ave María.
“Por un aumento en la Caridad” luego rezamos el Ave María.

  1. En la quinta cuenta o bolita del Rosario, tomamos de nuevo la cruz del Rosario y nos santiguamos con ella mientras rezaremos un Gloria.
  1. En la medalla del Rosario, anunciamos el primer Misterio que vamos a Meditar. Le podemos pedir a nuestro ángel guardián nos ayude a no distraernos del Misterio que estamos contemplando mentalmente.

Los Misterios del Rosario

Misterios gozosos (Lunes y Sábado)

  • La encarnación del Hijo de Dios.
  • La visitación de Nuestra Señora
  • a su prima Santa Isabel.
  • El nacimiento del Hijo de Dios.
  • La Presentación de Jesús en el templo.
  • El Niño Jesús perdido y hallado en
  • el templo.

Misterios luminosos (Jueves)

  • El Bautismo de Jesús en el Jordán.
  • La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.
  • El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
  • La Transfiguración.
  • La Institución de la Eucaristía.

Misterios dolorosos (Martes y Viernes)

  • La Oración de Jesús en el Huerto.
  • La Flagelación del Señor.
  • La Coronación de espinas.
  • Jesús con la Cruz a cuestas camino del Calvario.
  • La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.

Misterios gloriosos (Miércoles y Domingo)

  • La Resurrección del Hijo de Dios.
  • La Ascensión del Señor a los Cielos.
  • La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles.
  • La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
  • La Coronación de la Santísima Virgen como Reina de Cielos y Tierra.
  1. Una vez que anunciamos el Misterio que vamos a Meditar, rezamos un Padre Nuestro sosteniendo aun la medalla del Rosario.
  1. Enseguida rezamos diez Aves Marías.
  1. Cuando lleguemos a la Segunda bolita o cuenta grande del Rosario después de haber recitados las diez Aves Marías tomamos nuevamente la cruz del Rosario y nos singamos con ella diciendo el Gloria. Luego besamos la cruz.

V/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
R/ Como era en un principio por los siglos de los siglos santos. Amen.

  1. Luego decimos algunas jaculatorias. Puede usarse algunas de las siguientes:

V/. María Madre de gracia Madre de Misericordia
R/. En la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.

V/. Sagrado Corazón de Jesús,
R/. En Vos confío.

V/. Dulce e inmaculado Corazón de María.
R/. Sé la Salvación del alma Mía.

V/. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado,
R/. El corazón amoroso de Jesús Sacramentado.

V/. Santa María de Guadalupe,
R/. Salva a nuestra patria y conserva nuestra fe.

  1. Cuando hayamos terminado de rezar los cinco misterios del Rosario, llegamos de nuevo a la medalla del Rosario, ahí rezamos lo siguiente:

Guía/. Oh, soberano santuario, Sagrario del Verbo eterno.
R/. Libra Virgen del Infierno a los que rezamos tu Rosario.
Guía/. Emperatriz poderosa de los mortales consuelo.
R/. Ábrenos, Virgen, el Cielo con una muerte dichosa y danos pureza de alma, ya que eres tan poderosa.

Guía/. Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R/. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal. Amén.

  1. En seguida el que guía el Rosario reza lo siguiente:

Guía/. Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre,
Virgen purísima antes del parto, en tus manos encomiendo
mi fe para que la ilumines, llena eres de gracia… etc.

R/. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte Amen.

Guía/. Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo,
Virgen purísima en el parto. En tus manos encomiendo mi
esperanza para que la alientes, llena de gracia… etc.

R/. Santa María Madre de Dios… etc.

Guía/. Dios te salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo.
Virgen purísima después del parto, en tus manos encomiendo
mi caridad para que la inflames. Llena eres de gracia… etc.

R/. Santa María Madre de Dios… etc.

  1. Luego se reza el Salve

Dios te salve Reina y Madre de misericordia, vida dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!

V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Letanías lauretanas.

  1. Enseguida recitamos las letanías, que son una serie de alabanzas dirigidas a nuestra Madre la Virgen María.

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,

V/. Santa María,
R/. Ruega por nosotros (se repite en cada letanía).
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.

V/. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R/. Perdónanos, Señor.

V/. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R/. Escúchanos, Señor.

V/. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R/. Ten piedad de nosotros.

Oración.

Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Oraciones conclusivas.

  1. Al final del Rosario rezamos algunas oraciones conclusivas.

Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.

V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oremos: Señor Dios, cuyo Unigénito Hijo, con su vida, muerte y resurrección, nos alcanzó el premio de la salud eterna, danos a los que meditamos estos misterios del Santo Rosario, imitar lo que contienen y alcanzar lo que prometen, por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Ofrecimiento. Por estos misterios santos que hemos hecho recuerdo, te pedimos, ¡Oh María!, de la Fe Santa el aumento, la exaltación de la Iglesia, del Papa el mejor acierto, de la Nación Mexicana, la unión y el feliz gobierno. Que el no cristiano conozca a Dios y el que se ha alejado reconozca sus errores, que todos los pecadores tengamos arrepentimiento. Que los cristianos perseguidos puedan practicar su fe.

Goce puerto el navegante y de salud los enfermos, que en el Purgatorio logren las ánimas refrigerio, y que este Santo ejercicio tenga efecto tan completo en toda la cristiandad, que alcancemos por su medio, el ir a alabar a Dios en tu compañía en el cielo. Amén.

V/. Reina del Santísimo Rosario
R/. Ruega por nosotros.
V/. Viva la Gracia,
R/. Muera el pecado.
V/. Ave María purísima
R/. Sin pecado concebida.

Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mí no apartes, ven conmigo a todas partes y solo nunca me dejes; y ya que me proteges como verdadera Madre, haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

  1. Se puede agregar una oración a San José.

A ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación; y después de invocar el auxilio de tu Santísima Esposa solicitamos también confiados tu patrocinio. Por aquella caridad que, con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades.

Protege, Providentísimo Custodio de la Sagrada Familia la escogida descendencia de Jesucristo; aparta de nosotros toda mancha de error y corrupción; asístenos propicio, desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas: y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de la vida, así ahora, defiende a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, ya cada uno de nosotros protégenos con el perpetuo patrocinio, para que, a tu ejemplo y sostenidos por tu auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el cielo la eterna felicidad. Amén.

Método de San Francisco de Sales.

  1. Toma el Rosario por la cruz, que besarás después de haberte santiguado con ella, y ponte en la presencia de Dios, diciendo el Credo.
  2. Al pasar la primera cuenta gruesa has de invocar a Dios, y pedirle que reciba aquel obsequio que quieres hacerle, y que te asista con su gracia para rezarle bien.

Cuando pases aquellas tres primeras cuentas pequeñas pedirás a la santísima Virgen su intercesión. Saludándola en la primera cuenta por [ser] hija predilecta de Dios Padre, en la segunda por [ser] Madre de Dios Hijo, y en la tercera por [ser] esposa de Dios Espíritu Santo.

Medita un Misterio del Rosario al ir rezando cada diez Aves Marías según la comodidad que tengas para ello, y renueva particularmente la memoria de aquel Misterio al pronunciar los santísimos nombres de Jesús y María, los cuales has de tomar en tu boca con gran reverencia de alma y cuerpo.

Durante el Rosario, si te sientes movido de algún otro afecto, como por ejemplo, dolor de los pecados pasados o propósito de la enmienda, bien puedes meditar en esto lo mejor que te sea posible todo el tiempo del Rosario; pero aviva particularmente la memoria, ya sea de aquel, o ya de algún otro afecto que Dios te inspire al decir los dos santísimos nombres de Jesús y María.

Al llegar a la medalla que está al fin del Rosario, (una vez que la has rezado todo el Rosario) has de dar a Dios gracias por la merced que te ha hecho en permitirte que le reces, y pasando luego a las tres cuentas del Rosario en dirección a la la Cruz del Rosario, saluda de nuevo a la sagrada virgen María.

Suplica en la primera cuenta que ofrezca al Eterno Padre tu entendimiento, para que puedas considerar por siempre jamás sus misericordias, en la segunda que ofrezca al divino Hijo tu memoria para que la de su pasión y muerte esté eternamente en tu pensamiento, y en la tercera que ofrezca tu voluntad al Espíritu Santo para que logres estar siempre y por siempre abrasado en su divino amor.

En la otra cuenta gruesa, que está al final del Rosario, has de suplicar a la divina Majestad que todo lo reciba para gloria suya y bien de su Iglesia, en cuyo seno le pedirás que te conserve, y que reduzca a todos los que viven descarriados de él: pide por todos los tuyos, y concluye como empezaste con la protestación de la fe, diciendo el Credo, santiguándote.

Has de llevar el Rosario pendiente de la cintura, o en otro paraje visible, como señal santa con que quieres dar a conocer que deseas ser siervo de Dios nuestro Salvador y de su sacratísima esposa Virgen y Madre, y vivir como hijo verdadero de la santa Iglesia católica, apostólica, romana. Amen.

10 Consejos Para Rezar El Rosario.

Organiza mejor tu tiempo.

Entre más diversidades tienes, más conflicto tienes en tu vida. Alguien decía: “Tú no posees cosas, las cosas te poseen a ti”. Por eso, es bueno ser más organizados y ordenados, tanto con nuestro mundo exterior como con el interior.

“Para que todo en ti se dirija a tu trabajo no es suficiente para organizarse dentro de ti, para hacer un buen uso de tus poderes debes organizar aún más tu vida exterior.”
A.G. Sertillanges, La vida intelectual, pag. 41.Author
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Una vez te organices, escoge cierta hora del día para rezar el Santo Rosario con tu familia.

Invoca al Espíritu Santo. Es recomendable recurrir a la ayuda del Espíritu Santo, pues es el motor de toda oración. Es bueno pedirle que nos ayude y nos motive para que podamos rezar el Rosario de forma más devota. (Cf. Rom 8.26)

Rezar el rosario en grupo. María Grignion de Montfort, uno de los grandes promotores del rezo del Rosario aconseja rezar en grupo por lo siguiente:

  • Porque el espíritu está ordinariamente más atento en la oración pública que en la oración en privado.
  • Cuando se reza en comunidad, las oraciones de cada individuo se hacen comunes a toda la asamblea y no forman todas juntas más que una sola oración.
  • Si alguna persona en particular no reza tan bien, otro que lo hace mejor compensa su falta; el fuerte sostiene al débil, el fervoroso enardece al tibio, el rico enriquece al pobre, el malo pasa entre los buenos.
  • Una persona que reza el Rosario sola tiene solamente el mérito de un Rosario; pero si lo reza con treinta personas, adquiere el mérito de treinta Rosarios. Tales son las leyes de la oración pública. ¡Qué ganancia! ¡Qué ventaja!” 1María Gringnion de Montfort, Secreto admirable del Santo Rosario por , pp. 131-132.

Evita las distracciones. Las distracciones las tenemos por montón. Por eso, para rezar el Rosario, trata de buscar un lugar donde no haya tanto ruido. “Para escuchar la voz de Dios, bájale el volumen al ruido del mundo” dice un refrán.

La intención es lograr que nuestra oración deba significar tanto para nosotros que nos permita bloquear e ignorar todo el ruido posible.

Utiliza un Rosario bendito. Pablo VI estableció en la Constitución Apostólica Indulgentiarum dice que “El fiel que emplea con devoción un objeto de piedad (crucifijo, cruz, rosario, escapulario o medalla), bendecido debidamente por cualquier sacerdote, gana una indulgencia parcial.

Y si hubiese sido bendecido por el Sumo Pontífice o por cualquier Obispo, puede ganar también una indulgencia plenaria en la fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, añadiendo alguna fórmula legítima de profesión de fe.” 2 Doctrina de las indulgencias, Norma 17.

Calidad versus Cantidad. Es más mejor rezar tres misterios bien meditados que 15 teniendo la mente en otro lugar. Por ello, en la oración es mejor calidad que cantidad.

Controla tu mente. “La imaginación es la gran enemiga de nuestra vida interior” decía Santa Teresa, si no la educas y dominas con la voluntad, jamás serás un alma interior y de oración.

Erige un pequeño altar. Los altares del hogar son una tradición que no deberíamos perder. En nuestro pequeño altar, podremos colocar alguna imagen de la Virgen, encender una vela bendita, y porque no, quemar un poco de incienso aromático. Esto nos ayudará a elevar nuestro espíritu a Dios al rezar el Rosario.

No vayas de aprisa. Para sacar mayor fruto al rezar el Rosario, conviene anunciar cada Misterio con solemnidad y recitar con calma. El Papa Juan Pablo II aconseja: “La escucha y la meditación se alimentan del silencio. Es conveniente que, después de enunciar el misterio y proclamar la Palabra, esperemos unos momentos antes de iniciar la oración vocal, para fijar la atención sobre el misterio meditado.” 3Rosarium Virginis Mariae, 31.

Escucha lo que dices. San Josémaría Escrivá, fundador del Opus Dei, aporta esta sugerencia simple y eficaz, pero a menudo pasada por alto. Él nos anima a pronunciar cada Padre Nuestro y Ave María claramente y sin prisa. Al hacerlo, expresaremos mejor nuestro amor por María y Jesús y meditamos mejor el Rosario.

Medita el Rosario no solo lo recites.

El “quid” o la centralidad del Rosario católico es la meditación no solo la recitación de palabras. Juan Pablo II escribía al respecto:

“El Rosario, es una oración marcadamente contemplativa. Sin esta dimensión, se desnaturaliza, como subrayó Pablo VI: «Sin contemplación, el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas” (Mt 6,7).” 4 S. Juan Pablo ii en la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae n. 26.

¿Rezar el Rosario en voz alta o en silencio?

El P. Longenecker en un artículo sobre el Rosario señala algunas razones del porqué el Rosario es un arma poderosa contra los demonios. Estas son algunas que me parecen interesantes:

Como los demonios no cuentan con medios del habla como los seres humanos, al diablo le molesta que utilizamos esta herramienta del habla que Dios dispuso para el ser humano cuerdas vocales, aliento y lengua para darle honra.

Por eso es recomendable rezar el Rosario en voz alta “moviendo nuestros labios” y de esta manera involucrar esta parte del cuerpo en la oración.

Santo Tomas enseña que cuando oramos en voz alta esto nos ayuda a elevar la mente hacia Dios “Porque la mente es movida por cosas externas”. S. Agustín dice “Con palabras y otros signos nos estimulamos con vehemencia para aumentar nuestros santos deseos.”

En segundo lugar hacemos uso de la oración vocal en pago, por así decirlo, de la deuda justa para servir a Dios con la totalidad de lo que hemos recibido de Él “Amarás al Señor con toda tu mente y tu cuerpo” (Marcos 12:30).

Y en tercer lugar, a veces utilizamos la oración vocal porque el alma se desborda por así decirlo debido a la vehemencia de nuestros sentimientos, como está escrito: “Por eso se ha alegrado mi corazón y alborozado mi lengua.” (Hechos de 2:26) 5Aquinas, Saint Thomas. On Prayer and The Contemplative Life. 2012. Kindle, 45

El P. Longenecker dice que cuando meditamos en los misterios del Rosario, involucramos la mente, de esta manera purificamos la mente trayendo a nuestra imaginación escenas de la vida de Jesús. “A Satanás le gusta cautivar nuestra imaginación a través de imágenes pecaminosa que pueden comunicar a través de Internet, televisión o cualquier estímulo visual. Por tanto meditar en los misterios del Rosario “limpia nuestra mente e imaginación”.

Santo Tomás dice:

“Cuando nuestra mente está ocupada con asuntos temporales para establecer reposar en ellos, permanece en ellos y es deprimida por ellos; pero cuando la mente se vuelve hacia ellos como un medio para alcanzar la vida eterna, no es deprimida por ellos, sino más bien elevada por ellos. 6 Ibidem, Página 32

15 Promesas del rezo del Santísimo Rosario.

1) Quienquiera que fielmente me sirva por medio del rezo del Rosario recibirá gracias excepcionales.

2) Prometo mi especial protección y las gracias más grandes a todos los que recen el Rosario.

3) El Rosario será una defensa poderosa en contra del infierno. Destruirá el vicio, disminuirá el pecado, y derrotará las herejías.

4) Provocará el florecimiento de las buenas obras y las virtudes. Obtendrá la abundante misericordia de Dios para las almas.Apartará los corazones de los hombres del amor del mundo y de sus vanidades, y les suscitará el deseo de las cosas eternas. ¡Oh, si sólo las almas se santificasen por estos medios!

5) El alma que se encomienda en mí por medio del rezo del Rosario no perecerá.

6) Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una muerte violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.

7) El que tenga una verdadera devoción por el Rosario no morirá sin los Sacramentos de la Iglesia.

8) Todos los que recen fielmente el Rosario tendrán en vida y en muerte la luz divina y la plenitud de Sus gracias y al morir participarán de los méritos de los santos en el paraíso.

9) Liberaré del Purgatorio a aquellos que hayan sido devotos del Rosario.

10) Los hijos fieles del Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.

11) Obtendrán todo lo que me pidan a Mí, rezando el Rosario.

12) Socorreré en todas sus necesidades a los que difundan el Santo Rosario.

13) He obtenido de mi Hijo Divino que todos los devotos del Rosario tengan como intercesores en vida y en muerte a todos los bienaventurados de la corte celestial.

14) Los que rezan el Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Hijo Jesucristo.

15) La devoción a mi Rosario es una gran señal de predestinación. Mis amigos, estas promesas están todavía vigentes. Nuestra Señora no hace promesas que tengan fecha de vencimiento sobre ellas. Estas promesas no sólo están todavía vigentes sino que lo están ahora más que nunca. ¿Cómo puedo decir ahora más que nunca? A causa de otra cosa que Sor Lucía nos dio a conocer.

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