Si todos nosotros nos tomáramos unos minutos para aprender como hablar con las personas, tendríamos mejores habilidades sociales para forjar mejores relaciones con nuestra familia, amigos o desconocidos.
Después de leer este artículo estarás mejor equipado y aprenderás como para dialogar con las personas de forma más productiva, esto incluye por supuesto sobre temas religiosos.
Aprenderás a valorar los puntos de vista diferentes, a analizar los argumentos y a expresar tus propias opiniones de manera clara y respetuosa.
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Aquí te presento ocho consejos de como dialogar con las personas:
- Encontrar un terreno en común en el dialogo.
- Fallos en la comunicación
- Saltar de tema en tema
- Escucha más, habla menos
- Evita temas muy polémicos durante la conversación
- Muestra interés y atención
- Habla claro para mejorar tus habilidades sociales
- Prepárate para enfrentar resistencia
- Como dialogar con las personas de forma productiva
- Conclusión.
Encontrar un terreno en común en el dialogo.
En cualquier diálogo, es importante encontrar un terreno en común por varias razones.
En primer lugar, establecer un terreno en común ayuda a ambas partes a entenderse mejor y a comunicarse de manera más efectiva.
Cuando se encuentra un terreno en común, ambas partes se sienten más cómodas y dispuestas a escuchar y a considerar el punto de vista del otro, lo que puede fomentar el respeto mutuo.
Por último, encontrar un terreno en común también puede ayudar a evitar conflictos y malentendidos en el diálogo y mejorar la calidad del diálogo en general.
Fallos en la comunicación
¿Alguna vez has tenido un diálogo con una persona y la conversación terminó en disputa? Es frustrante, ¿verdad? Sin embargo, no todas las conversaciones tienen que ser así.
Hay varias razones por las que puede haber fallos en la comunicación. Algunas de las principales son:
- Falta de claridad en el mensaje: Si el mensaje, la idea, o el punto que queremos comunicar no está claro o no se expresa de manera precisa, puede ser difícil para el receptor entenderlo correctamente.
- Malentendidos: A veces, el receptor puede interpretar el mensaje de una manera diferente a la intención del emisor, lo que puede llevar a malentendidos.
- Falta de atención: Si el receptor no presta atención suficiente al mensaje, es posible que no lo entienda correctamente.
Forzar a las personas a que acepten tu opinión
Para aprender a hablar con las personas no hay que olvidar que no se puede forzar a las personas a aceptar nuestras ideas. Recuerda que los demás tienen derecho a tener sus propias creencias, incluso si están equivocadas.
Si las personas notan que estamos siendo agresivos y queremos forzar a que acepten nuestros puntos de vista, esto puede generar una tensión y un ambiente de conflictividad que puede hacer que la conversación se vuelva más difícil y menos productiva.
Además, forzar a las personas a aceptar tu opinión puede cerrar la posibilidad de que ambas partes aprendan y crezcan a través de la interacción y el diálogo.
En lugar de forzar a las personas a aceptar tu opinión, es mejor tratar de persuadirlas y convencerlas de forma respetuosa y constructiva.
Por tanto, no ridiculices, ni te burles, o trates de forzar a los demás a cambiar de opinión sin darles una oportunidad que analicen tus puntos de vista.
Al hablar con las personas pon atención a tus emociones
Nuestras emociones pueden afectar nuestra capacidad para comunicarnos de manera efectiva con los demás. Si estamos enojados o frustrados, es más probable que digamos cosas que puedan herir o ofender a la otra persona, lo que puede dañar la relación y obstaculizar el dialogo.
Aprende a criticar de forma constructiva
Por lo general, cuando criticamos, enfatizamos o resaltamos en el otro lo que está mal, y nos olvidamos de resaltar lo que está bien, o que podría mejorarse.
- La crítica negativa busca culpabilizar, enjuiciar, señalar (¡Eres un hereje!).
- La crítica constructiva busca encontrar soluciones y fortalecer relaciones.
- La crítica negativa solo se enfoca en los errores o defectos del presente.
- La crítica constructiva propone soluciones específicas y positivas en el presente y en el futuro.
Como sociedad no necesitamos más crítica destructiva, sino aprender a crítica de forma constructiva. De esta manera nos encaminamos a aprender como dialogar con las personas.
Con frecuencia, las personas prestas a criticar de forma negativa son personas que son rápidas al juzgar malas para aprender de sus propios errores, que no están abiertas a sostener un diálogo fructífero y abierto.
Sin embargo, lo contrario es igualmente cierto en aquellos que critican justa y sabiamente, y con quienes es siempre productiva y amena una conversación.
Estas personas que han aprendido a ver el potencial en los demás y no apresurarse en su juicio, son personas que su primera inclinación es aprender, y por consecuencia, son conscientes que podrían equivocarse.
Algunos expertos sugieren seguir el método de retroalimentación llamado “sándwich” o PIP (siglas en ingles). Básicamente, consiste los siguientes tres pasos:
Comienza centrándote en las cosas positivas del tema en discusión o en la otra persona.
Proporciona tu crítica: enfocándose en las áreas o puntos que podrían mejorarse.
Por último, muestra los resultados positivos que podrían esperarse si se aceptara tu punto de vista.
No te conviertas en un policía de la ortodoxia
Si entramos en Facebook, Twitter, u otras plataformas sociales, pronto nos daremos cuenta de que muchos de los comentarios que giran en torno a cuestiones de la política o religión, son hilos desbordando inflexiones de ira, orgullo, soberbia y rencor.
Constantemente estamos tentados a “poner en su lugar” a las personas que atacan nuestra fe, o se burlan del Papa o de la Virgen y convertirnos en una especie de “policía de la ortodoxia”.
Sería desgastante tener como tarea arrancar de raíz todo error donde quiera que se encuentre. Esta actitud engendrará el vicio de: “encuentra y destruye” en vez de esto, debemos fomentar la mentalidad virtuosa de: “busca, rescata y guía”.
Saltar de tema en tema
Comúnmente, al conversar con otras personas saldrán a discusión muchos temas laterales o periféricos; temas que pudieran estar relacionados con el diálogo central, pero que son “off topic” o fuera de contexto.
Es frustrante cuando alguien quiere dominar la conversación. Cuando esto suceda, se le debe exigir a tu interlocutor te dé tiempo para exponer tu opinión o punto de vista.
En estos casos debemos de insistir en tratar cada tema por separado, antes de querer pasar a otro tema. Si la persona acepta, dividan el diálogo en tiempos iguales.
Escucha más, habla menos
Es natural que todos queremos tener la razón y defender a capa y espada nuestras ideas y creencias. Sin embargo, cuando los puntos de vista de dos personas chocan, deben saber dominar su ego para llegar a algún punto en común, de consenso o entendimiento.
Las personas con actitud positiva saben cuándo deben cerrar la boca y disponerse a escuchar lo que tienen que decir los demás. Han aprendido como dialogar con las personas.
Cuando nos interesamos por los demás estamos practicando la empatía. ¿Pero qué significa ser empático? Pues significa ponerse en el lugar del otro “sentir con el otro”, “ponerse en los zapatos del otro.”
Evita temas muy polémicos durante la conversación
Frecuentemente, en temas que giran en torno a la política o religión están rodeados de controversia y por lo regular, escuchamos con el fin de rebatir o contradecir, no con el fin de entender y comprender.
Se pueden tener discusiones productivas sin necesidad de entrar en temas polémicos, sobre todo, aquellos que no dominamos muy bien o tenemos un conocimiento muy escaso o superficial.
Pero también es cierto que de ciertos temas polémicos pueden surgir discusiones productivas, siempre y cuando las personas involucradas estén dispuestas a mantener una conversación respetuosa y conozcan bien lo que dicen o proponen.
Muestra interés y atención
¿Cómo quieres que te escuchen si no muestras interés en lo que dice la otra persona?
Mostrar un interés genuino en lo que la otra persona está diciendo es una forma de demostrar respeto y admiración, y, por tanto, generar confianza y apertura.
Para hacer esto, puedes asentir con la cabeza para indicar que estás escuchando activamente lo que se te quiere comunicar, en seguida haz preguntas sobre lo que la otra persona ha dicho para mostrar que realmente has entendido.
- Entonces, ¿quieres decir que…?
- A ver, si no me equivoco has dicho esto ¿correcto? (agregar tu contenido)
- ¿Podrías repetir lo que acabas de decir?
- Etc…
También puedes repetir algunas de las cosas que la otra persona ha dicho para confirmar que las has entendido correctamente.
Habla claro para mejorar tus habilidades sociales
Decía San Pablo: Que su conversación sea siempre amena, sazonada con sal, sabiendo responder a cada cual como conviene. (Colosenses 4:6)
Una de las cosas básicas que para condimentar con sal un diálogo es hablar con claridad y saber expresarse con respeto.
Prepárate para enfrentar resistencia
Habrá momentos en los que se sentirá frustrado porque ciertas discusiones no resultaron como esperabas. Hay individuos que simplemente no están en las disposiciones para sostener un diálogo productivo y fructífero.
No te dejes atrapar en estas situaciones, es una pérdida de tiempo. En casos como estos, la actitud correcta es la de alejarse de aquellas personas que simplemente no quieren dialogar como es debido e ir a buscar aquellas que, por el contrario, sí están predispuestas a conversar.
Cualquier cosa que les digas les entrará por un oído y les saldrá por el otro. “Para quien quiere creer tengo mil pruebas, para quien no, no tengo ninguna” decía San Agustín.
“A oídos de necio no hables, porque se burlará de la prudencia de tus dichos.” (Prov 23:9)
“No respondas al necio según su necedad, no sea que tú también te vuelvas como él.” (Prov 26:4)
Siempre vamos a encontrar personas que alzan la voz, que quieren ganar la discusión a la fuerza, imponiendo su voz por encima de la tuya.
Estas personas no les interesa lo que digan los demás, se centran únicamente en lo que ellos quieren comunicar; y no solo no les interesa las opiniones de los demás.
Como dialogar con las personas de forma productiva
Para finalizar, estos son algunos puntos para tener en mente al momento de dialogar con las personas.
- Evita interrumpir a la otra persona cuando está hablado. Esto no solo es falta de educación, sino que motiva a las personas cerrarse y estar menos receptivos con lo que puedas decir. “Responder antes de escuchar es necedad y bochorno.” (Proverbios 18:13)
- Si la otra persona asume un tono abusivo y grosero, debemos finalizar la discusión.
- Tiempos iguales. Cuando dialoguemos con alguien, es importante tener en cuenta que no debemos permitir que él no-católico sea el único que hable, a modo de que monopolice la discusión.
- Por lo general, en medio de un diálogo acalorado, lo primero que aflora son las emociones, es decir: nos dejamos llevar por la emoción antes de racionalizar lo que vamos a decir. “Dios no nos ha destinado para la ira” (1 Tes 5:9)
- El Papa Pablo VI en la Encíclica Ecclesiam suam escribe: “El diálogo no es orgulloso, no es hiriente, no es ofensivo. Su autoridad es intrínseca por la verdad que expone, por la caridad que difunde, por el ejemplo que dá.”
- Evita aparentar que eres un experto. Al ofrecer tu opinión o punto de vista, evita escucharte dogmático y como un predicador.
Conclusión.
Si practicas estos consejos sin lugar a duda, podrás tener diálogos más productivos, y habrás aprendido como dialogar con las personas.
Recuerda que al dialogar con otra persona está bien decir “no sé”, tener un poco de humildad intelectual. Decir: ¿Sabes que? esa es muy buena pregunta, pero no sé la respuesta en este momento.
Luego ve e investiga la respuesta, la próxima vez que veas a esa persona, comparte la respuesta. Aprende a conocer tus límites y no querer pasar como alguien que sabe todas las respuestas.
De hecho, nadie tiene todas las respuestas. Admitir que no sabemos algo será un estímulo para aprender a ser más humildes, (tener humildad intelectual) a la misma vez nos mantendrá en un estado tranquilo y relajado.
Hay que mantener las riendas de nuestro temperamento en todo momento, y pedir disculpas si perdemos el control.
Paradójicamente, a pesar de que vivimos en la era de la información y comunicación, las personas comúnmente fallamos al compartir información al comunicarnos.
O sea que el problema no es la falta de información —que hoy en día abunda— sino que los métodos y el modo que utilizamos para transmitirla.
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