La Reencarnación ¿El alma Se Reencarna En La Muerte?

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La creencia en la reencarnación (que el alma se reencarna) es una creencia muy popular hoy día gracias a la creencia de la Nueva Era.

Hoy día circulan en la red muchos errores sobre el alma inmortal y la vida después de la muerte y el Infierno eterno.

Los Adventistas del 7mo dia y los Testigos de Jehová por otro lado niegan que haya conciencia después de la muerte.

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¿El alma se reencarna?

Según esta teoría de la reencarnación, el alma espiritual tiene la capacidad de reencarnarse en otras vidas después de la muerte.

“El objetivo en los ciclos de reencarnaciones del alma es pagar culpas de vidas anteriores y purificar el alma del mal hasta llegar a la “iluminación” o Nirvana.” 1https://www.corazones.org/apologetica/reencarnacion.htm

La creencia cristiana respecto al alma es que el alma no está usando un cuerpo para alcanzar la perfección o Nirvana, sino que el alma y el cuerpo conforman una sola cosa, un solo ser, y por tanto no puede tomar otro cuerpo, porque el alma es la forma de un único cuerpo, solamente da identidad a un solo cuerpo.

Los que creen en la reencarnación dicen que se adquiere sabiduría e inteligencia “nos hace iluminados” pero esto es falso porque no recordamos nuestras vidas pasadas, y los que dicen que si, solo recuerdan episodios pasados que en realidad no redundan en nada en una supuesta “iluminación” o avance del alma.

Sumado a eso la humanidad va en declive moral conforme pasan los años en vez de estar mejorando. Si la reencarnación fuera cierta, esperaríamos encontrar un mundo mejor, gracias a todos los “iluminados” y sus aportes a la sociedad, pero vemos todo lo contrario.

Esta creencia es muy compatible con nuestra sociedad hedonista y relativista que busca de todas las formas posibles como exprimir todo el placer posible hasta la última gota de un minuto, de un día, de una cosa, bajo un frenesí caótico y generalizado de que la vida es muy corta, “solo se vive una vez”.

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¿Que es la Muerte?

¿Qué es la muerte? Primero tenemos que definir la muerte. El Catecismo de la Iglesia Católica la define como “ “la separación del alma del cuerpo”. (CIC. 997)

Pero quizás una definición filosófica más precisa es: “La reducción de un ser compuesto en sus partes componentes.”

Si la muerte (desde el ángulo de una buena filosofía) es la reducción de un compuesto, entonces ese compuesto es único, por tanto el alma “no puede componer otro compuesto distinto”. Y por tanto en la otra vida el alma debería ser la reunión de las mismas partes descompuestas en la muerte: cuerpo y alma.

Un católico no puede creer en la Reencarnación

La Iglesia conociendo este grave error de nuestra época, nos advierte a no creer estas teorías anticristianas.

Dice el Catecismo:

“Cuando ha tenido fin “el único curso de nuestra vida terrena”, ya no volveremos a otras vidas terrenas. “Está establecido que los hombres mueran una sola vez” (Heb 9.27) No hay “reencarnación” después de la muerte.” (CIC. 1013)

El alma, después de la muerte de acuerdo a la doctrina católica, va a los siguientes tres destinos después del juicio personal:

1) Va a gozar de la visión beatífica de Dios: si al morir muere en estado de gracia.

2) Es sometida a la purificación temporal del Purgatorio, si el alma se halla con pecados veniales (apegos, vicios, y otras imperfecciones del alma.

3) Es condenada al infierno, si muere en pecado mortal, por toda la eternidad, sometida al suplicio del castigo eterno, separada para siempre de Dios.

La Biblia refuta la Reencarnación del alma

La Escritura es clara al enseñar que cuando alguien muere, inmediatamente después viene el juicio personal (Heb 9:27).

“Todos hemos de morir; como el agua que se derrama en tierra no se vuelve a recoger, así Dios no vuelve a conceder la vida.” (2 Samuel 14:14)

“¡Retira tu mirada, dame respiro antes de que me vaya y ya no exista!” (Salmo 39:14)

“Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré donde él, pero él no volverá a mí.»” (2 Samuel 12:23)

“Más vale buena fama que suaves perfumes; y el día de la muerte más que el día del nacimiento.” (Eclesiastés 7:1)

“Y del mismo modo que el destino de los hombres es que mueran una sola vez, y luego ser juzgados,” (Hebreos 9:27)

“Por un lado, mi deseo es partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor.” (Filipenses 1:23–24)

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