¿Qué es la Oración?
- “La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes”. —San Juan Damasceno
- “La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo”. —Catecismo n. 2564
- “La oración es una respuesta a una invitación divina previa por parte de Dios.” —Peter Kreeft
- “La oración da verdad a nuestra mente porque nos pone en presencia de la Verdad misma.” —Peter Kreeft
- “La oración es alimento vegetal. Esta planta, tu alma, será trasplantada al morir a un jardín eterno e inmortal.” —Peter Kreeft
- “Un momento de oración de adoración débil, acción de gracias, tibia o petición lastimera nos acercará más a Dios que todos los libros de teología del mundo.”—Peter Kreeft
- “La oración es amor. Amar a alguien es buscar su presencia, buscar intimidad y unión. (No amas a alguien si no quieres pasar tiempo con él). El amor también es comunicación. (No amas a alguien si no quieres hablar con él y conocerlo mejor). —Peter Kreeft
- “No toda la oración es con palabras, porque no toda la conversación es con palabras, pero comienza con palabras. Pero puede objetar, no podemos escuchar la voz de Dios como escuchamos la voz de otro ser humano. Es cierto, pero podemos escuchar la voz de Dios de otras formas en la naturaleza, en su providencia en dar dirección de nuestras vidas, en las lecciones de la historia humana, en la “voz apacible y delicada” en nuestra conciencia. Le escuchamos alto y claro en las Escrituras, su Palabra inspirada.” —Peter Kreeft
- “En los libros sagrados, el Padre que está en el cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos”. —Concilio Vaticano II, Dei Verbum, 21
- “Cuando lees la Escritura Dios te habla; cuando rezas le hablas a Dios” —Santo Tomás
- “Nuestros contemporáneos tienen la sensación que la oración consiste gritar y agitarse en la presencia de Dios, pero la oración es más sencilla que eso. Consiste en escuchar a Dios hablar en silencio de nuestro corazón.”—Cardenal Robert Sarah
La Oración una obligación cristiana.
- “Uno puede orar y no ser cristiano, pero no puede ser cristiano y no orar”. —R.C. Sproul
- “Sean, pues, sensatos y sobrios para darse a la oración.” —1 Pedro 4.7
- “No se inquieten por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios sus peticiones, mediante la oración y la súplica”. —Filipenses 4.6
- “No es necesario que expongamos nuestras peticiones ante Dios para hacerle saber nuestras necesidades o deseos, sino para darnos cuenta que en estas cosas es necesario recurrir a la asistencia divina.”—Santo Tomás
Las luchas en la oración.
- “El espíritu está pronto, pero la carne es débil” —Mateo 26.41
- “La oración es tanto un privilegio como un deber, y cualquier deber puede volverse laborioso. La oración, como cualquier medio de crecimiento del cristiano, requiere trabajo. En cierto sentido, la oración no es natural para nosotros.” —R.C. Sproul
- “La oración no se reduce al brote espontáneo de un impulso interior: para orar a Dios es necesario querer orar.” No basta solo con saber lo que las Escrituras revelan sobre la oración: es necesario también aprender a orar”. —Catecismo n. 2650
- “El que interrumpe los ejercicios y curso de la oración, es como el que teniendo el pájaro en la mano lo echa a volar, que con dificultad le coge.” —San Juan de la Cruz
- “El que no se acomoda a orar en todos los lugares, sino en los que son a su gusto, muchas veces faltará a la oración: pues como dicen, no está hecho sino al libro de su aldea.” —San Juan de la Cruz
- “Cuanto más se fuere habilitando el alma a dejarse sosegar, crecerá más la noticia amorosa de la contemplación, la sentirá más y gustará de ella más que de todas las cosas; porque le causa paz, descanso, sabor y deleite sin trabajo.” —San Juan de la Cruz
- “Dime cómo rezas y te diré cómo vives, dime cómo vives y te diré cómo rezas. Porque mostrándome cómo rezas, aprenderé a descubrir el Dios que vives y, mostrándome cómo vives, aprenderé a creer en el Dios al que rezas. Porque nuestra vida habla de la oración y la oración habla de nuestra vida.” —Papa Francisco
- “Porque Dios no nos escucha debido a un despliegue de oraciones de nuestra parte; Él siempre está listo para darnos. Somos nosotros los que no siempre estamos preparados para recibirlo, y esto porque estamos preocupados por otras cosas y engullidos en las tinieblas que resultan del deseo de las cosas terrenas.” —Santo Tomás
- “Pedís y no recibís, porque pedís mal.” —Santiago 2.3
- “Las dificultades principales en el ejercicio de la oración son la distracción y la sequedad. El remedio está en la fe, la conversión y la vigilancia del corazón.” —Catecismo n. 2754
- “El Medio infalible para orar mal, es tener una idea demasiado baja de la oración”. —Anónimo
- “Dichoso el que puede desechar todo objeto de distracción y recogerse al interior de un santo arrepentimiento.” —Tomás de Kempis
- “La oración es más fácil de lo que pensamos. Queremos pensar que es demasiado difícil o demasiado elevado y sagrado para nosotros. Pero todos podemos hacerlo, incluso los más pecadores, superficiales, tontos y estúpidos. No tienes que dominar ningún método místico. ¿Puedes hablar con un amigo? Entonces puedes hablar con Dios, porque él es tu amigo. Y eso es la oración.” —Peter Kreeft
- “Para tener conciencia de la presencia de Dios, primero debemos desearla, buscarla y estar dispuestos a sacrificarnos por ella. La mente se detendrá, mirará y escuchará solo cuando la voluntad le ordene que lo haga. Entonces la batalla comienza aquí. El pensamiento es el primer campo de batalla.” —Peter Kreeft
- “Una de las sugerencias de esta voz del enemigo es que la oración es una pérdida de tiempo.”—Peter Kreeft
Perseverancia en la Oración.
- “Yo lo he probado algunas veces, y el mejor remedio que hallo es procurar tener el pensamiento en quien enderezó las palabras. —Santa Teresa de Jesús.
- “Aquellos ratos que estamos en la oración; sea cuan flojamente estés, Dios los tiene en mucho.” —Teresa de Ávila.
- “Haz tú lo que puedas, pide lo que no puedas, y Dios te dará para que puedas.” —San Agustín
- “Jesús fue al monte de los Olivos a orar, como era su costumbre, y dijo a sus discípulos: “Oren para que no caigan en tentación”. Pero ellos se durmieron. Lo siguiente que hizo Pedro fue enfrentarse al ejército romano con una espada; después negó a Cristo. Pedro no oró, y como resultado cayó en tentación. Lo que es cierto de Pedro es cierto para todos nosotros: caemos primero en privado antes de caer en publico.” —R.C. Sproul
- “¿Qué no sabes orar? Ponte en la presencia de Dios, y en cuanto comiences a decir: “¡Señor no sé hacer oración!” está seguro de que has empezado a hacerla.” —San Josemaría Escrivá (Camino 90)
- “Oren constantemente. En todo den gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de ustedes.” —1 Tes 5.16–18
- “Sean perseverantes en la oración”. —Colosenses 4.2
- “Se nos manda a “orar constantemente” (1 Tesa 5:17). Pero la mayor parte de nuestra vida está llena de acciones. Por tanto, nuestras acciones diarias también pueden ser una forma de oración.” —Peter Kreeft
- “¿Estás aburrido cuando estás en presencia del ser humano que más quieres?” —Peter Kreeft
- “Te garantizo que después de tu muerte no dirás pasé demasiado tiempo orando; Ojalá hubiera visto más televisión en su lugar.” —Peter Kreeft
- “Aprender a orar es un ensayo para la vida eterna. Lo que haces cuando ensayas una obra es en realidad practicarla, hacerlo; y lo que hacemos cuando oramos es en realidad practicar lo que haremos en el Cielo.” —Peter Kreeft
- “El hermano Lawrence dice: “No avanzar en la vida espiritual es retroceder” (Carta 4).” —Peter Kreeft
- “Para que un hombre obtenga siempre lo que pide, deben concurrir cuatro condiciones: debe pedir por sí mismo, por las cosas necesarias para la salvación; debe pedir piadosa y perseverantemente.” —Santo Tomás
- “¿Pero quién ayudará al hombre a callar? Su teléfono móvil suena continuamente; sus dedos y su mente siempre están ocupados enviando mensajes. Desarrollar el gusto por la oración es probablemente la primera y más importante batalla de nuestra época.” —Cardenal Robert Sarah
- “Orar requiere esfuerzo, pero es un esfuerzo que vale la pena, porque es más eficaz que cualquier otro esfuerzo.” —Jorge Ramirez
- “Nunca ha habido un campeón mundial indisciplinado, de la misma manera no podrás convertirte en un campeón espiritual si en la oración no eres disciplinado. “Órgano que no se usa se atrofia, un alma sin oración se enferma.” —Jorge Ramirez
- “Católico, sin oracion es como un soldado sin armas”. —San Josemaría Escrivá de Balaguer
Oración y santidad.
- La oración es el secreto de la santidad, si es que la santidad tiene algo de secreto. Si examinamos la vida de los grandes santos de la iglesia, encontramos que fueron grandes personas de oración.” —R.C. Sproul
- “Sabemos que Dios no oye a los pecadores, pero al que es piadoso y hace su voluntad, a ése le oye.” —Juan 9:31
- “Mucho puede la oración vigorosa del justo.” —Santiago 5:16
- “Con la oración se ahuyenta la sequedad, se aumenta la devoción y pone el alma las virtudes en ejercicio interior.” —San Juan de la Cruz.
- “A aquellos de quien se dice que pecan de muerte apenas aprovechan las oraciones y votos. Sin embargo es obra de Caridad Cristiana rogar por ellos, y porfiar llorando: por si puede aplacarse con ruegos y lágrimas la ira de Dios.” —San Pio V
- “La promesa de las Escrituras es que “la oración del justo tiene gran poder mientras obra” (Santiago 5:16). El problema es que no somos tan justos. Lo que la oración cambia con mayor frecuencia es la maldad y la dureza de nuestro propio corazón. Eso por sí solo sería razón suficiente para orar, incluso si ninguna de las otras razones fuera válida o verdadera.” —R.C. Sproul
- “No tienes que esperar hasta convertirte en santo, esta es la forma de convertirse en santo. El consejo más importante sobre la oración es una palabra: ¡Empieza!” —Peter Kreeft
- “Dios nos dio un mundo en el que debemos trabajar. Pero Dios también nos dio un día de reposo, en el que debemos orar.” —Peter Kreeft
Hacer oración es conveniente
- “Los ojos de todos te miran esperando; tú les das a su tiempo el alimento. Tú abres la mano y sacias de bienes a todo viviente.” —Salmo 145.15–16
- “Porque todo el que pide obtiene, el que busca halla, al que golpea se le abre.” —Lucas 11:10
- “No nos instaría a pedir si no estuviera dispuesto a dar” —San Agustín
- “Los monasterios y los maestros espirituales son diques que protegen a la humanidad de las amenazas que la pesan.” —Cardenal Robert Sarah
- “Una de esas maravillas fue que el gran conocimiento de Santo Tomás que superó maravillosamente al de otros hombres, no se debió a ninguna habilidad humana, sino a los méritos de sus oraciones. Porque siempre que estudiaba, discutía, leía, escribía o dictaba, primero se dedicaba a la oración en secreto, y allí, con muchas lágrimas, imploraba luz con la que escudriñar correctamente las cosas secretas de Dios. Y por los méritos de tal oración sucedía que mientras que antes de su oración había tenido dudas sobre el tema de su estudio, siempre regresaba de su oración iluminado.” —Hermano Reginald, compañero de Santo Tomás
- “El mismo acto de entregarnos a la oración tiene el efecto de calmar nuestras mentes y purificarlas; nos hace más aptos para recibir los dones divinos que se derraman espiritualmente sobre nosotros.” —Santo Tomás
- “Santiago dice que no tenemos porque no pedimos (Santiago 4: 2). También nos dice que la oración del justo lograr mucho (Santiago 5:16). Una y otra vez la Biblia dice que la oración es una herramienta eficaz. Es útil; funciona. —R.C. Sproul
¿Por qué debemos pedir?
- “En la oración, las cosas temporales deben buscarse en segundo lugar, y no principalmente, principalmente se debe buscar a Dios. Por tanto, el dar gracias por los beneficios ya recibidos precede a la petición; sin embargo, primero se pidieron esos mismos beneficios y luego, cuando se recibieron, se les ofreció agradecimiento. La oración, sin embargo, precede a la petición, porque por ella nos acercamos a Dios, a quien hacemos la petición. Y la adoración precede a la oración, porque es a partir de la bondad divina que nos atrevemos a acercarnos a Él.” —Santo Tomás
- “Es lícito orar por lo que es lícito desear. Pero es lícito desear las cosas temporales, no como nuestro objetivo principal o como algo que hacemos nuestro fin, sino más bien como apoyos que pueden sernos de ayuda en nuestro esfuerzo en la posesión de Dios.” —San Agustín
- “Cuando nuestra mente está ocupada en asuntos temporales para establecer su reposo en ellas, permanece en ellas y es deprimida por ellas; pero cuando la mente se vuelve hacia ellas como medios para alcanzar la vida eterna, no es deprimida por ellas, sino más bien elevada por ellas.” —Santo Tomás
- “Sin embargo, cuando en nuestras oraciones pedimos cosas que pertenecen a nuestra salvación, estamos conformando nuestra voluntad a la voluntad de Dios, porque de Su voluntad se dice: Él quiere que todos los hombres sean salvos (1 Tim 2.5).” —Santo Tomás
- “Dios ciertamente nos invita a recibir cosas buenas; pero Él desea que vayamos a ellas, no por el movimiento del cuerpo, sino por deseos piadosos y nuestras oraciones devotas.” —Santo Tomás
- “A veces Dios en su ira concede lo que pides; otras veces en Su misericordia rechaza lo que le pides.” —San Agustín
- “Pero cuando pidas cosas temporales pide con moderación, pide con miedo; déjelo todo a Él para que si son para tu beneficio, Él te las dé; si para tu daño, puedas rechazarlas. Porque lo que es para nuestro bien y lo que es para nuestro daño lo sabe el Médico no el paciente” —San Agustín
- “Debe evitarse mucho hablar en oración, pero no mucha petición, si dura la atención ferviente.” —San Agustín
- “Oramos, no para cambiar la mente de Dios, sino para cambiar la nuestra”. —Peter Kreeft
- “No oramos para cambiar los arreglos divinos, sino para ganar lo que Dios dispuso y debe cumplirse por medio de las oraciones; o en palabras de San Gregorio: “Los hombres al pedir pueden merecer recibir lo que Dios Todopoderoso dispuso antes de los siglos para darles.” —Santo Tomás
- “La mente de Dios no cambia porque Dios no cambia. Las cosas cambian, y cambian de acuerdo con Su voluntad soberana, que Él ejerce por medios secundarios y actividades secundarias. La oración de su pueblo es uno de los medios que usa para hacer que las cosas sucedan en este mundo. Entonces, si me preguntas si la oración cambia las cosas, te respondo con un “¡Sí!” Sin vacilar.” —R.C. Sproul
- “Hay libertad dentro de los límites, y dentro de esos límites, nuestras oraciones pueden cambiar las cosas. Las Escrituras nos dicen que Elías, a través de su oración evitó que cayera la lluvia. Su comprensión de la soberanía divina no lo disuadió de orar [y esperar que se cumpliera su oración].” —R.C. Sproul
Oración de intercesión.
- “No decimos “mi Padre”, sino “Padre nuestro”, ni decimos “dame”, si no “danos”; y esto porque el Maestro de la unidad no quería que la oración se hiciera [solo] en privado, es decir, que cada uno debe orar siempre solo por sí mismo; porque Él [Padre] deseaba que uno orara por todos, ya que el Maestro en Su única Persona lo había llevado todo [al Padre].” —San Cipriano
- “No podemos distinguir entre predestinados y reprobados, [a la hora de la muerte] por eso tampoco podemos negar a nadie el sufragio de nuestras oraciones.” —San Agustín
- “Las oraciones de muchos son escuchadas [por Dios] más fácilmente; así se deja ver en las palabras del Apóstol: “Entretanto os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo, y por el amor del Espíritu, que luchéis conmigo orando a Dios por mí” (Romanos 15:30). —Santo Tomás
- “Cuanto más perfecta es la caridad de los que están en el cielo, más oran por los peregrinos de la tierra que pueden ser ayudados por sus oraciones.” —Santo Tomás
- “Además, los santos que están en la Patria celestial son más aceptables a los ojos de Dios que cuando estaban en la tierra.” —Santo Tomás
- “Nadie puede decir: ‘Jesús es Señor’, sino por influjo del Espíritu Santo” (1 Co 12:3). La Iglesia nos invita a invocar al Espíritu Santo como Maestro interior de la oración cristiana.” —Catecimo n. 2681
- “María es la orante perfecta, figura de la Iglesia. Cuando le rezamos, nos adherimos con ella al designio del Padre, que envía a su Hijo para salvar a todos los hombres. Como el discípulo amado, acogemos en nuestra intimidad a la Madre de Jesús, que se ha convertido en la Madre de todos los vivientes. Podemos orar con ella y orarle a ella.” —Catecismo n. 2679†
- “La oración de fe no consiste solamente en decir “Señor, Señor”, sino en disponer el corazón para hacer la voluntad del Padre (Mat 7:21).” —Catecismo n. 2611†
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