La Biblia no habla mucho sobre los sueños impuros o sueños húmedos. En el libro del Levítico se identifican diversas clases de flujos seminal tanto en los hombres (Lev 15:1-18) como las mujeres (Lev 15:19-30) que les hacía impuros (Levítico 15:32) y se prescriben los rituales de purificación al respecto a las mismas.
“Toda ropa y todo cuero sobre los cuales se haya derramado el semen será lavado con agua y quedará impuro hasta la tarde.” (Levítico 15:17, BJL)
Según el comentarista protestante BE-MacArthur. “Estas prescripciones estaban destinadas educar a los israelitas que debían tener una profunda reverencia por las cosas santas. Por tanto se excluía del tabernáculo a todos los que estuvieran contaminados por cualquier clase de impureza, ceremonial o natural, física o espiritual.”
Santo Tomás y los sueños húmedos.
Santo Tomás enseña que se debe distinguir los sueños húmedos o “polución nocturna bajo dos aspectos”.
La primera es la expulsión del semen en sí misma, pero como todo pecado depende del juicio de la razón, pero mientras dormimos, la razón no emite un juicio libre, y por tanto eso “no se imputa al hombre, como pecado, lo que hace mientras duerme, como tampoco se le imputa lo que hace cuando está furioso o demente.”
En segundo lugar, Santo Tomás distingue la causa de dicha polución nocturna la cual puede ser triple.
- Una, corporal “cuando hay en el cuerpo una cantidad sobreabundante de humor seminal etc.”
En este caso si la sobreabundancia de tal humor se debe a una causa culpable, como puede ser el exceso de comida o de bebida, en ese caso la polución es culpable solo en virtud de la causa que lo ha producido.
- Una segunda causa de la polución puede ser interior al hombre: por ejemplo, un pensamiento tenido antes del sueño.
“La polución nocturna más frecuente de acuerdo a Santo Tomás, procede del pensamiento sobre los vicios carnales que va acompañado del deseo de tales deleites, que hacen que la imaginación durante el sueño, se incline más fácilmente a consentir en actos que dan lugar a la polución.”
- En tercer lugar, puede ser una causa espiritual extrínseca. Esto se da cuando el demonio hace que las representaciones fantásticas del que duerme se ordenen de tal manera que llegan a producir ese efecto.
Esto es culpable a veces por la causa que la ha producido, es decir, la negligencia en prepararse contra las ilusiones presentadas por el demonio. (O por prácticas relacionadas con el ocultismo)
Santo Tomás concluye que la polución nocturna nunca es pecado, pero a veces es consecuencia de un pecado anterior. (Suma teológica, Parte II-II, Q. 154, a.5)
Hoy día vivimos en una sociedad muy sexualizada, la era de la ‘hipersexualización’ de la sociedad. En los vídeos musicales, la publicidad en internet, en la televisión, las series, el cine y la moda las redes sociales como Instagram.
Todos ello influye en nuestros pensamientos antes de entregarnos al sueños, Por tanto, si los sueños humedos en tu caso es algo recurrente, es posible que sea necesario cambiar los tipos de contenido que ves a diario en línea o en televisión.
La pureza en la Biblia.
San Pablo enumera una serie de obras de la carne que combaten contra el espíritu, entre ellas la fornicación y la impureza que dilatan el Reino de Dios. (Gálatas 5:19–21)
Y nos alienta a esforzarnos por mantener nuestra conciencia pura.
“Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud o valor, ténganlo en aprecio.” (Filipenses 4:8, BJL)
“La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso.” (Mateo 6:22, BJL)
“Resiste desde el principio a la inclinación y abandona toda mala costumbre, no sea que poco a poco te lleve á mayores dificultades.”
—Tomás de Kempis.
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