¿Que Es El Feng Shui? ¿Qué Dice La Biblia?

Feng Shui

El Feng Shui. Orientalizando el Occidente.

¿Qué es Feng Shui? Seun el Diccionario de la Lengua Española el Feng Shui “es un arte ancestral basado en la cosmogonía china, que busca la mejora de las condiciones ambientales que fomentan el bienestar y la armonía general del individuo con su entorno.” 1Cayuela, Núria Lucena, ed. Diccionario general de la lengua española Vox 1997 : n. pag. Print.

En otras palabras, el Feng Shui es una práctica china muy antigua de organizar de cierta manera los muebles y las piezas en espacios habitables (hogar, oficina, departamento) para crear y fomentar un equilibrio con el mundo natural.

La intención es aprovechar las supuestas fuerzas energéticas positivas del (“Chi” o´el “Qi”) y establecer la armonía entre un individuo y su entorno.

En pocas palabras a través del feng shui se pueden maximizar las energía positivas y corregir las negativas en un edificio, para maximizar la cantidad de “Qi” o también llamado “Chi” de energía, y así aumentar el bienestar de una persona o el crecimiento de una empresa.

El número creciente de personas que lo practican y de libros y revistas revelan su popularidad en Occidente. El ex-presidente de estados Unidos Donald Trump usa el feng shui en el Trump Tower.

Detrás de la fachada aparentemente e inofensiva de consejos de decoración intrincados para los espacios habitables heredados de los Chinos influenciados por la filosofía Teoista se esconde un sistema de creencias espirituales complejas que alejan a las personas de la verdad.

Estas creencias están basadas en los conceptos de una fuerza universal llamada “Chi” o “Qi”, y el yin y el yang que son dos conceptos del taoísmo para representar o referirse a la dualidad opuesta pero complementaria que existente en todo el universo.

El Peligro con el Feng Shui son sus elementos paganos, fundados en una filosofía oriental contraria a la teología cristiana.

Enseña el catecismo: “La superstición es una desviación del culto que debemos al verdadero Dios, la cual conduce a la idolatría y a distintas formas de adivinación y de magia.” (CIC 2138)

Para un cristiano la paz, la armonía y el equilibrio interior no lo determinan necesariamente los elementos externos, ni se logra en la manipulación de fuerzas o objetos externos.

No existe una fuerza llamada “Chi” vibrando en todas las cosas esperando ser despertada o puesta en movimiento para nuestro beneficio según la filosofía oriental.

Muchos practicantes de la Nueva Era promueven el Feng Shui como un arte o una ciencia, pero que no tiene nada que ver con la Religión. Según esto es simplemente “un estilo de vida.” La Realidad es que esto lleva al Relativismo religioso.

Pero en realidad esta filosofía fomenta otras prácticas relacionadas con él, paganismo y esoterismo. Por eso el Feng Shui ha sido incorporado a las prácticas esotéricas de la Nueva Era.

Esto no quiere decir que los cristianos no podamos aceptar la filosofía fundamental del Feng Shui de crear orden en el hogar, y de incorporar algunos consejos de decoración.

Pero no creer que si alguna pieza en el hogar no está en determinado lugar, podría de alguna forma mágica tener alguna repercusión positiva o negativa en mi vida y en la vida de los demás.

Por eso, hay mucha diferencia ente ser ordenados y creer que el orden en sí mismo tiene algo mágico una fuerza “Chi” que pudiera impactar mi vida.

Si estamos rodeados de un mundo desordenado, esto puede ser un reflejo de nuestro estado mental u emocional. El exterior en este caso sería una manifestación física de nuestra propia falta de organización y disciplina interna.

Escribía A.G. Sertillanges:

“Para que todo en ti se dirija a tu trabajo no basta con organizar en tu interior, para hacer un buen uso de tus poderes debes organizar aún más tu vida exterior.” 2 A.G. Sertillanges, La vida intelectual, Pag. 41

¿Qué implica la superstición?

El supersticioso le atribuye a las cosas naturales, ciertas cualidades o capacidades sobrenaturales o mágicas que pueden impactar su vida para bien o para mal.

Por ejemplo, si a un supersticioso se le cruza un gato negro por el camino, lo asocia con la mala suerte. Evita cruzar debajo de una escalera, o abrir un paraguas dentro de la casa, o tirar sal dentro de la casa.

Si por las noches escucha un búho cantar afuera del hogar, es que está anunciando la muerte de algún ser querido en los próximos días.

Estoy seguro de que alguna vez habrás comido en algún restaurante chino, al final de la comida el servidor te entrega unas galletitas conocidas como “galletas de la suerte” (fortune cookies) que traen dentro alguna profecía escrita en un pequeño trozo de papel.

Muchas personas se toman estos mensajes en serio. Aunque esas galletitas no están asociadas directamente con el esoterismo, uno debe siempre leer dichos mensajes con prudencia.

Esto porque nos pueden llevar a ser más supersticioso, y quizás pronto nos encontremos aceptando otras prácticas más graves y condenables que nos irán poco a poco motivando a poner nuestra esperanza en estas realidades antes que en Dios.

Otros rituales supersticiosos que la gente hace en las fiestas de año nuevo son: comerse 12 uvas con cada campanada del reloj a la medianoche del 31 de diciembre para dar la bienvenida al Año Nuevo.

Si el año nuevo quieres viajar, Pues saca las maletas y da una vuelta por toda la casa (o alrededor de la manzana) para ayudar a que tu deseo se cumpla.

Si quieres encontrar el amor, usa ropa interior color rojo. Muchas de estas supersticiones no solo no tiene ningún respaldo científico, sino que muchas de ellas rayan en lo ridículo.

El objetivo fundamental de los taoístas es alcanzar la inmortalidad, a través de la naturaleza los taoístas antiguos creían que las personas que vivían en armonía con la naturaleza eran inmortales.

Este el gran engaño detrás del Feng Shui, que en el fondo busca atarnos al mundo en vez de pensar en el otro mundo.

“Las circunstancias no hacen al hombre; lo revelan a si mismo. Los hombres no atraen aquello que quieren, sino aquello que son. El hombre está ansioso de mejorar sus circunstancias, pero no está tan deseoso de mejorarse a si mismo; por eso permanece atado.”

—James Allen
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